jueves, 13 de septiembre de 2018


Nuestra Señora del Olivo. Durante décadas, esta hermosa Señora ha contemplado
como la Esencia de la Vida, el Aceite de Oliva, brotaba de las aceitunas en una
antigua Almazara de la Ciudad de Martos. Triturado el fruto del olivo, pasaba a los
humildes capachos para ser prensados y hacer nacer el aceite de oliva extraordinario
y tan saludable.
Una Señora que guarda en su corazón el aroma intenso, la sabiduría sagrada de nuestro
tesoro, de nuestra tradición de siglos. En sus manos abraza a Jesús Niño, que con dulzura
sostiene una rama de olivo. La Virgen María es excelsa Madre y Señora, protectora
de los campos de olivos, pues el olivo es árbol sagrado desde la creación del mundo.
Es árbol predilecto de Dios, es sendero y camino de Oración Sublime. Además
de entregar su aceite para alumbrar la Casa de Dios.
Vuelvo los ojos a esta imagen de Nuestra Señora del Olivo y creo regresar al pasado,
a la infancia. Vuelvo a ver con la curiosidad de entonces, derramarse el aceite de oliva
en una abundancia inmensa, siempre en Martos. Ciudad de la Roca Encantada.

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