jueves, 20 de septiembre de 2018




María Santísima, Madre de los Desamparados y San Juan Evangelista.
Obra de Francisco Romero Zafra. Miradas al pasado, a los Cultos dedicados
a Nuestra Señora en el Monasterio de la Santísima Trinidad en Martos. Año 2008.
Por el rostro de María descienden lágrimas por su amado hijo, Jesús de Humildad
y Paciencia que soporta el dolor terrible de los azotes y el desgarro de la humillación.
Abrazadas por los nobles muros del Monasterio de la Trinidad, las hermosas imágenes
dan a conocer su esencia más profunda, la verdad de la madera que se hace carne, sangre
y lágrimas. Los ojos de María y Juan se entrelazan con la emoción que penetra en
sus corazones, el dolor intenso que surge de la contemplación de Jesús Salvador,
el Cordero de Dios que descendió del cielo para redimir al mundo con su Pasión.
Martos es Ciudad de Pasión y también de Glorias y Triunfo, pues si la Sagrada Pasión
de Jesús nos rescató de la oscuridad, su Excelsa Resurrección nos encendió como
antorchas eternas para alumbrar este mundo. Eterna es la Misericordia de Dios.



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