domingo, 16 de diciembre de 2018

Se acercan días de Nacimientos. Días de celebración y sobre todo esperanza.
En la antigüedad se esperaba con deseo intenso, el Solsticio de Invierno,
pues se aguardaba el Nacimiento del Sol, de la divinidad solar que desde tiempos
remotos era adorado con fervor por las gentes. El solsticio señalaba el ascendo creciente,
a partir de ese momento de la luz solar. Hay que tener en cuenta que el Cristianismo nace
y se desarrolla poco a poco en el seno del Mundo Romano. A la vez que la crisis de ese mundo
avanza, surgen miradas potentes a religiones procedentes de las tierras de oriente, también
al mismo cristianismo. En un proceso lento la religión centrada en el Sol crece y se asienta
en el pueblo y en los gobernantes. A la par aumenta de forma importante el auge del
cristianismo. Es muy curioso, en mi opinión, como se realiza una conexión poderosa
entre el nuevo Sol que nace en el cielo y nos alumbra cada día más, con la Luz que desciende
del cielo como un nuevo Sol que nos alumbra.
La Luz es el Vínculo extraordinario que alumbra, da la vida y ofrece continuidad, permanencia.


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