sábado, 4 de agosto de 2018



La Luz ilumina los campos, el espléndido manto real bordado de olivos en Martos.
Verdaderamente en un hermoso "Manto Real", a la vez es un manto humilde, sencillo,
en sus obras y en sus hechos. El cielo es precioso y el verde intenso sobre la tierra,
los colores nos ofrecen la fuerza, la energía, el deseo de vivir y de sentir en plenitud.
La tierra marteña, tierra de la Roca Encantada a nuestros pies, siempre nos conforta,
siempre nos consuela, siempre nos empuja a caminar, a recorrer los senderos de la vida.
La tierra tuccitana, nos enseña, nos muestra un inmenso huerto de olivos, serenos,
comprensivos, alentadores, animadores para respirar una aire de conversión, de paz,
de sencillez. Olivos y Aceite de la Bética, amada de Roma y su Imperio. Sagrados
desde sus raíces hasta su verde y dorado aceite que alumbraba los Templos venerados
de los antiguos dioses y después la lámpara que anuncia la presencia de Jesús, verdadero
Dios y verdadero Hombre. Olivos de Martos, tan hermosos, tan generosos.


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