domingo, 19 de agosto de 2018





El Poder de la Tierra. La Fuerza de la Naturaleza. La Renovación constante.
Pilares barrocos, retorcidos y de formas plenas de imaginación. Troncos llenos
de vida en su interior y en su arrugado exterior. Son los viejos olivos, lo olivos
más que centenarios de la tierra de Martos. Los olivos son el hogar de la respiración
de una multitud de pequeños seres vivos que reposan y viven en sus troncos, se entrelazan
con el desarrollo natural del entorno, de nuestra tierra que es Casa de todos.
Como el necesario Pan baja del cielo y a la vez asciende de la tierra en el trigo, el aceite
surge de la tierra y también baja del cielo como óleo santo, sagrado, en armonía con Dios,
para ungir el cuerpo y el alma para la Vida Perpetua.
El fuego sagrado se nutre de aceite de oliva para enseñar y mostrar la presencia
de la divinidad. No hay "Esencia" más venerable  que el aceite de oliva, por eso
los marteños, las marteñas, que nacemos y morimos junto a la fuente inagotable
del aceite nos sentimos felices, orgullosos de nuestra tierra y de nuestros olivos inmensos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario