Cristiana hasta lo más profundo frente a su querido hijo, interesado en conocer
la esencia del cristianismo, amante de las religiones que se desarrollaban en el imperio.
Pero no pudo ser, nunca, jamás fue cristiano. No fue cristiano pero aceptó el culto
cristiano en el imperio y liberó a los cristianos de esconderse en las grutas para celebrar
sus cultos. Su devoción personal se centraba en el culto al Sol Invicto que por cierto
se celebraba el 25 de Diciembre, día de la Natividad del Sol. Creo que puede recordar
otra fiesta en nuestra sociedad.
Santa Elena intentó, sin conseguirlo, la conversión de su hijo Constantino, pero
si consiguió la salida de los cristianos de sus espacios ocultos en cuevas y grutas.
Y sobre todo puso el cimiento del triunfo del Cristianismo en el mundo romano.
En pocos años, a excepción de los años del emperador Juliano, el cristianismo
será la religión del imperio.
Imágenes de la excelente copia del Sarcófago Paleocristiano de Martos.
El original del siglo IV, de época del emperador Constantino I, en el Museo
Provincial de Jaén.
Museo Aarqueológico de los Padres Franciscanos en la Ciudad de Martos.
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