martes, 28 de agosto de 2018


Alzo mis manos, Señor, en busca de la mano de tu Ángel fiel y protector.
Abro mis manos y encuentro sus cálidas manos, dulces y llenas de aromas.
Los años han pasado pero soy como un niño en busca de dulzura y refugio.
Elevo mi corazón y siempre ecuentro el corazón luminoso de tu Ángel.
Mi Alma jamás pierde la esperanza, nunca deja de aguardar en el destello
de las alas del Ángel que guarda cada paso, cada sendero, cada día en esta Tierra.
El resplandor y el aire de sus alas abre tantos sepulcros, tantas grutas oscuras, pues
su fuerza poderosa nos despierta de la muerte, nos da la Vida y nos aleja de la frialdad
de los sepulcros.
Gracias Señor por tu Ángel. Gracias Señor por tu Mensajero prodigioso. Gracias Señor
por romper la tiniebla del sepulcro. Y Gracias a ti invicto Ángel Protector, siempre
tan humilde, siempre tan generoso, siempre tan dulce.
Bellísima Lápida en el Cementerio de la Ciudad de Martos. Una hermosa Memoria
que nos conduce a la reflexión profundo e interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario