claras, frescas, saludables desde tiempo inmemorial. Los dioses del pasado remoto y
el Dios único que llegó después, han entregado a esta ciudad el regalo excelso del "Agua".
Manantiales y fuentes rebosantes de agua para crear vida en abundancia, para limpiar
el cuerpo y hasta el alma en este mundo. Martos es Ciudad de Fuentes admirables,
fuentes para la salud, para soñar, para embellecer esta noble ciudad, como la Fuente
de la Villa o la espléndida Fuente Nueva. Es el agua la gran maestra de la vida, el sendero
que nos lleva de la mano para permanecer en el tiempo, en la historia.
Un recuerdo, una muestra del milagro de las aguas marteñas fue la protección perenne
de esta ciudad a las terribles epidemias de cólera que asolaron a pueblos y ciudades
hermanas, sucesivas en el siglo XIX. En la antigua Iglesia Parroquial de Santa María
de la Villa una hermosa memoria recordaba y daba las gracias a Nuestra Señora
por su bondad y su intercesión ante Dios Misericordioso, por salvar siempre a esta
ciudad de tanto dolor.
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