jueves, 30 de noviembre de 2017

Noviembre se diluye, se nos va entre los dedos. Días de aromas intensos,
de olores que penetran en el alma y la abrazan hasta sentir el amor en la fuerza
de ese abrazo poderoso. Días de tardes muy cortas en la luz solar pero con un deseo
maravilloso, dulce en la respiración, pues el aire de noviembre es dulce, está adornado
de azúcar, de hornos alumbrados, de fuego elevado, de calor anunciado, embriagador
hasta llegar al sueño en sus noches que se apresuran en dominar el tiempo.
Paseos en tardes serenas de Martos. Puedes ver descender nuestra estrella
en el horizonte desde la fortaleza marteña. Puedes sentir como el resplandor
se adormece despacio en el precioso blanco del caserío amante de la Roca.
Es Noviembre excelso en las sendas de nuestra Ciudad, de la misma Peña
y Roca Encantada. Es Noviembre amante fiel, enamorado de Martos en su esensia
profunda y siempre al caer la tarde contemplar un inmenso beso. Dulcísimo beso
viajero, caminante, generoso. Contemplar y compartir, participar de ese beso, formar
parte de una historia entrañable, radiante en el deseo que no cesa.

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