domingo, 5 de noviembre de 2017

En mi opinión, el impresionante texto del Evangelio de San Mateo proclamado
este primer Domingo de Noviembre, es un texto para creyentes y también
para no creyentes. Su contenido, su esencia, es tan grande, tan fuerte,
que penetra en lo más oculto y a la vez muestra la superficie más visible. Interior
y exterior del Ser Humano, de la Persona. Leer despacio este texto es como navegar
o nadar en un lago de aguas claras que dejan ver el sedimento oscuro del fondo.
Un sedimento complejo por las tinieblas que muestra asentadas con poder en ese
lugar profundo que podemos llamar Realidad del Ser. El Pensamiento de Jesús,
es tan intenso que desde el pasado se proyecta al presente y creo que es capaz
de entrar en la vida futura. Creer o no creer en Dios, sentir o no sentir a Dios,
son posibilidades que pueden o no incluirse en la mente . Por eso pienso que el Mensaje
es lo más importante, lo fundamental. Un Mensaje Real, auténtico, claro, verdadero.
Para mi, Dios, el Padre, el Maestro, reposa en el Mensaje directo de Jesús, fértil, creador
y sensible a la Libertad del Ser, de la Persona, de la mujer y el hombre.
" En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados y los fariseos.
  Por tanto, todo lo que os digan, hacedlo y cumplidlo...., pero no imitéis
  sus obras, porque ellos dicen, pero no hacen.
  Lían fardos pesados y los cargan en las espaldas de los hombres,
  mientras ellos no quieren empujarlos ni con un dedo."
 -Mateo 23, 2-4.


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