sábado, 21 de octubre de 2017


Lapislázuli maravilloso. Azul intenso, símbolo de eternidad, serenidad y seguridad
en el mundo que se abre más allá de la muerte. Su gran belleza adornaba las máscaras
funerarias de los difuntos y creaba una diversidad profunda con el oro que era considerado
la carne de los dioses. En la vida de las personas llevar una pieza de lapislázuli era desear
con fuerza las vibraciones que emanaban de su potencia azul. Equilibrio emocional, poder
de recuperación interior, pensamiento positivo frente a las experiencias negativas de la vida.
Fe y Valor inquebrantable en el esfuerzo constante que crea e impulsa su excelso azul.
Marca la diferencia entre la tristeza desolada, sin esperanza y un vigor renovado.
Piedra azul, sagrada en Persia, Mesopotamia y Egipto. Alcanza el Mediterráneo desde
Grecia y triunfa en el Mundo Romano. Posteriormente el Islam la usará en bellísimas
alhajas sobre plata y oro, con importantes influencias de la antigua Persia.
El Lapislázuli tuvo gran difusión en el Imperio Romano de Oriente, Imperio Bizantino
y en el Imperio Turco Otomano. En Occidente, los Reinos Cristianos de Europa acogieron
esta hermosa piedra azul con intensidad a lo largo de la Edad Media.
Una larga historia con un vínculo extraordinario con la Vida mortal e inmortal.
Os aconsejo contemplar la sublime máscara funeraria del Rey Tutankamón.

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