miércoles, 10 de mayo de 2017


En la Vida y confirmado por la Historia, cuando se alcanza la cúspide
a la vez y al mismo tiempo se inicia un descenso lento, pausado pero seguro.
En el Mundo Romano, la Colonia Augusta Gemella, Martos. Participa del esplendor
del Alto Imperio. Alejada de los puntos de conflicto, de las fronteras y limites
del Imperio, en una provincia rica y próspera, el tiempo pasaba despacio y en paz.
Disfrutaba de privilegios importantes por su condición de Colonia de Roma y su Foro
era un centro religioso y de poder a tener en cuenta, además de un atractivo centro
comercial para sus ciudadanos y visitantes. La moneda romana era fuerte, pues la plata
y el oro llegaban en abundancia a las arcas de la administración y gobierno de este gran
Estado Imperial. En el Zócalo de Epigrafía Latina de la antigua Cárcel y Cabildo
de Martos, podemos ver esta hermosa lápida, en su origen las letras estaban rematadas
con piezas de bronce. Es una muestra del poder económico del Alto Imperio Romano.
Ahora solo permanecen los huecos de esas piezas del noble metal.
Para entender estos huecos en la lápida marteña, tenemos que avanzar dos siglos en
el tiempo. Estamos en el Siglo III d.C. y se disuelven los antiguos privilegios de las
Colonias Romanas, el poder imperial se hunde en la corrupción e inestabilidad crónica.
La moneda no tiene valor, devaluaciones constantes que la hacen inservible en realidad.
Es la debastadora Crisis del Siglo III d.C. en en todo el Imperio Romano. Regresando
a nuestra Lápida, sus piezas de bronce desaparecen como otros adornos de plata y hasta
de oro de otros tiempos. El Ser Humano es capaz de crear y también puede despojar.

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