sábado, 6 de octubre de 2018

Recordar esta imagen me emociona. Es de principios de Agosto de 2015. Son las manos
atadas de Jesús del Amor, en la Iglesia Parroquial de San Juan de Dios en Martos.
Obra de José Miguel Tirao Carpio para esta Ciudad de Martos. Unas manos preciosas,
que me hacen reflexionar en tantas cosas que nos atan, nos convierten en siervos de manos
atrapadas. Romper las ataduras debe ser una necesidad para una persona. Jesús nos enseña
a ser pacientes pero con una idea, un pensamiento claro para con todos nosotros.
Las manos atadas de Jesús del Amor me hacen pensar en tantas personas necesitadas,
en los campos de refugiados del mundo, en las personas que vienen a nuetra tierra
desde países lejanos, por supuesto también en tantas personas en las puertas de la pobreza
en España. Son las manos del Amor de Dios que nos acogen a todas y a todos. Son las
manos de la Misericordia de Dios que nos perdonan a todas y a todos.
Bellas manos que atadas permanecen serenas, tranquilas, con la fe reposada en Dios.
En el silencio del templo, estas manos hablan de la inmensa piedad de Dios, relatan
un sendero de perdón, reconciliación, fraternidad, concordia y sobre todo de Amor.
El Amor de Cristo.



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