jueves, 18 de octubre de 2018


Martos se estremece y parece que despierta de un sueño. Su caserío confía en la Roca
y Peña que lo sostiene. En la antigüedad, se despertaba el miedo durante el otoño,
a causa de la tardanza del Sol en aparecer y en su temprano descenso en el horizonte
hasta desaparecer. Se rogaba a los dioses en los templos, pues el temor a la oscuridad,
a las tinieblas, acercaba a las personas a realizar sacrificios en los espacios sagrados.
En los días de cielo cubierto se prestaba mucha atención al vuelo de las aves para
tener acceso a mensajes que los dioses daban y que los sacerdotes interpretaban
desde un conocimiento antiguo. La Ciudad de Martos, guarda en su corazón muchas
tradiciones del pasado por tener una raíz intensa en el regazo de la Roca Encantada.

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