viernes, 5 de octubre de 2018






Martos es Ciudad de hermosos Miradores. Respetan y guardan la intimidad
de los hogares pero también los pone en relación con la calles, con la vida
que se desarrolla en las sendas de la ciudad. Sobresalientes en los muros se las casas,
a la vez cubiertos, protegidos, capaces de crear belleza, armonía y hasta esplendor.
La luz tiene permiso para entrar pero muchas veces suave, matizada, dulce, preciosa
como siempre. Es un gran placer, un lujo, pasear despacio por Martos y descubrir
los hermosos miradores que se asoman a sus calles y plazas. Creo que tienen un toque
de misterio, sensibilidad, emoción, deseo de comunicación frente a los muros cerrados.
Abrir los ojos para ver, para mirar con suavidad, pues pienso que es la forma serena
de percibir los sentimientos que surgen de los preciosos miradores. Acoger la belleza
es fundamental, puede estar cerca, a nuestro lado y no sentirla. Abrazar la belleza
es importante para poder apreciarla y amarla.
Cuidar la armonía, cuidar el corazón, respetar la esencia intensa de Martos, una ciudad
que aguarda tu mirada con deseo.

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