martes, 1 de enero de 2019


Primer Martes del año 2019, dedicado a Santa Marta, Patrona de Martos.
Desde su Venerable Templo, Santa Marta guarda la Ciudad de Martos.
Desde el Siglo XIII, está con nosotros, tan cerca que su corazón es el alma,
la esencia de Martos. Entrar en su Casa, en la Casa de Marta, es descender hasta
la raíz prodigiosa que atesora nuestra tierra. A la vez es ascender a las alturas
de la Roca Encantada, de la Peña de Martos. El amor y la veneración a Santa Marta,
es un precioso Legado de nuestros antepasados. Un Legado entrelazado con el espíritu
de la Fe intensa que vuela por toda la ciudad abrazado a la Luz y también a la Cruz
de Jesús. Marta unida a Martos por un estrecho vínculo, un lazo de tierra, aire, agua
y fuego. Solo una mirada basta, volver los ojos al noble escudo de una ciudad que
refleja el destello, el resplandor que no cesa, noche y día. Detenerse un instante en el
umbral de una puerta gótica, elevada hace más de 500 años y solo una mirada es suficiente
para percibir, escuchar antiguas oraciones y plegarias entregadas en las manos
de esta Santa Mujer con la esperanza puesta en Jesús, su Amigo.
En el aire de Martos, vuelan pájaros, aromas, ruegos y campanas. Las campanas
del querido Templo de Santa Marta, Excelsa Patrona de Martos.
Ojalá todas las niñas y niños de Martos aprendan a sentir, a escuchar el antiguo palpitar
del corazón admirable de la Roca Encantada. Aprender a mirar es aprender a sentir
y por supuesto es aprender con una sola mirada a amar con pasión.
En ausencia de la luz, la oscuridad prevalece, por eso es tan importante el Conocimiento
que es luz para permanecer, continuar y hasta resucitar.

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