jueves, 24 de enero de 2019


Martos bajo un cielo cubierto de nubes. Martos y su Roca Encantada,
su excelsa Peña que sostiene con fortaleza a toda una ciudad que reposa y vive
en su regazo. Las nubes vuelan en el aire y contemplan desde las alturas
el devenir de la antigua Tucci y la actual Martos.
Martos asciende hasta el cielo por su Roca y Peña, elevada sobre la tierra desde
tiempo inmemorial y remoto para ser Altar de los dioses y después Ara de un Dios
único, Misericordioso, poderoso en obras, Creador del Mundo.
Vuelan los aromas invernales de Martos y suben hasta lo más alto, hasta la fortaleza
de la Peña de Tucci. Vuelan los olores del invierno como incienso, siempre agradable
a Dios, nuestro Padre que está en el Cielo. Sobre todo en el Cielo interno
de cada persona, de cada ser humano. Pues el Cielo verdadero está en el Interior,
donde descansa la Vida Eterna.


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