martes, 15 de enero de 2019


Martos permanece elevada bajo el cielo. Una mirada es suficiente para entender
su permanencia a lo largo de los siglos. Ciudad que se muestra en la distancia
y llama en la lejanía a todas las personas que la miran. Martos aguarda y después
nos acoge en la cercanía, encanta, enamora en todas las distancias, levantada entre
la inmensidad de sus olivos y al caminar por sus calles, verdaderos senderos llenos
de belleza, siempre bajo la atenta mirada de la Roca Encantada.

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