lunes, 19 de junio de 2017

El admirable Triunfo del Cristianismo en el Imperio Romano.
Basado en profundidad en los textos del Nuevo Testamento.
Desde el Siglo I, mostrar el camino de Jesús era lo fundamental.
Pero debemos tener en cuenta una idea intensa, capaz de renovar
las ideas antiguas y desplazarlas por la nueva Fe.
LLamar a la puerta de una familia cristiana en el imperio por necesidad
era tener la seguridad de puertas abiertas y ayuda asegurada. A pesar
de los esfuerzos de la antigua religión romana, nada era comparable.
En ocasiones pienso que la diferencia es tan grande entre los cristianos
de la semilla, enterrados en la tierra, es tan grande con nosotros que es otra
Fe diferente. Sus puertas estaban siempre,siempre abiertas. Abiertas a todas
las personas cristianas o no pero de buena voluntad. Después se les muestra
a Jesús. Primero se los acoge en el seno de la familia y se cubren sus necesidades
más importantes. En realidad creo que estamos tan lejos de toda esta realidad
que Jesús está lejos, muy lejos de nuestra realidad. Creo que Jesús no desea
limosna sobrante. Desea recibir aquello que nos gusta y apreciamos.
El triunfo del Cristianismo se centra en las puertas abiertas para todos.
No es acoger o dar para covertir, es entregarse y darse para crear un pensamiento
cercano a Jesús. Y en el Siglo III el Cristianismo abraza el miedo de las gentes.
Da Esperanza y verdadera emoción en la oración. Jesús salva, en primer lugar
desde un plato de comida, cuando el pan escasea y las personas sufren el hambre
terrible y llena de muerte. Jesús es el Pan del Cielo pero ese pan primero alimenta
el hambre de las personas. En realidad las puertas cerradas de tantos lugares
consagrados a Cristo es una ofensa a Dios mismo y a su eterna voluntad.

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