lunes, 11 de enero de 2016

"UN RELATO ENCONTRADO EN UNA CAJA DE ZAPATOS".

Aceptamos la soledad después de tenerla cerca, al lado, durante mucho tiempo.
Se acerca un día y se presenta sosegada a un niño que solo piensa en juguetes
que se alejan de sus deseos sin más. Sus deseos no se realizan, no alcanza a tener
lo que desea con tanta fuerza e ilusión y hasta los Reyes Magos le dicen siempre No.
A los ojos de un niño la oscuridad es a veces terrible, difícil de asumir con tan escasa
experiencia en noches oscuras.
Al anochecer la inestable inseguridad se muestra fuerte y la soledad regresa de nuevo
para ofrecer su servicio y aconsejar meter la cabeza entre las sábanas, siempre blancas
e inmaculadas. Entre ellas la soledad le enseña el temor en un gran patio empedrado
con puertas de madera y hace temblar su pequeño corazón. Después el sueño llega
abrazado al temblor que no cesa y aumenta, a pesar de dejar de percibir la realidad
envolvente durante unas horas. Un niño entregado al sueño, un sueño que desconoce
acurrucado en un desierto blanco, seco y árido.
Continuará.....

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