miércoles, 27 de enero de 2016

Madre muy querida de la Villa. Dulce Señora de cabellos dorados por el nuevo Sol.
A tus pies nací un día como hoy hace más de medio siglo. A tus pies la luz acarició
mi rostro por primera vez. A tus pies recibí el primer beso de amor de una Madre y un Padre.
A tus pies, Señora excelsa y llena de sensibilidad, percibí  la maravillosa sensación de vivir.
Gracias Madre. Gracias Señora. Gracias por siempre a ti Doncella elevada por la gracia
de Dios misericordioso sobre esta Ciudad de Martos.
En ti espero Madre y en tus manos quiero estar para siempre.

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