Entre bronce y madera está Cleo feliz, contenta en esta mañana fresca.
A la perrita Cleo le encanta esta calle marteña y yo la llevo en mi corazón
desde niño, hace muchos años, cuando era capaz de subir y bajar
la preciosa senda en poco tiempo. Ahora voy más despacio y tengo que parar
de vez en cuando al subir. Me gusta recordar cuando subía corriendo hasta
la farmacia que se encontraba en lo alto de la calle.
La perrita reportera Cleo a las puertas de la antigua Casa de Artes y Oficios. Martos.
Esta mansión tiene una belleza maravillosa y siempre me quedo un rato
mirando y contemplando sus detalles admirables.
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