jueves, 16 de abril de 2015

Martos es Ciudad coronada con dos espléndidas diademas. Una resplandece
en la Villa y guarda celosamente secretos, entre el sedimento sagrado de los siglos.
Es la Fortaleza Baja, dorada y elevada, amante y protectora. Anclada en la tierra
profunda e insondable, donde esconde su corazón, oculto y latiendo en la oscuridad.
Más cerca del cielo, en las alturas invencibles de la Roca Encantada, reluce soberana
la Fortaleza Alta, orgullo, símbolo, fuerza y honor de la Ciudad de Martos.
Bajo el Sol o el manto estrellado de la noche, aparece como vaso de antiguas ofrendas.
Es la diadema de un altar dedicado a la luz y a la penumbra, a los vientos y a las aguas.
Ara entregada a la divinidad de los sueños deseados con todo el ímpetu del Ser.
Fortaleza derramada. Castillo de la Peña de Martos. Fortaleza Encantada, como
la inmensa Roca que te da la Vida.

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