viernes, 30 de diciembre de 2016

El Año 2016 se entrega despacio, camina poco a poco hasta el tiempo pasado.
Cierra sus ojos lentamente y se adormece en manos de los Ángeles protectores
y custodios de los días pasados. Forma parte del cimiento del nuevo Año 2017
que también espera el despertar bajo las alas abiertas de los Mensajeros Celestes.
Hace años que esta imagen me acompaña. Se cruzó en el sendero, en mi camino
y llegó para quedarse a mi lado. Después de tantos años he llegado a comprender
el silencio que necesita para desplegar sus alas y abrazarme con cariño.
Guarda mis días pasados en una caja sencilla y me enseña como buen maestro.
Aunque yo sea lento para aprender, tiene una paciencia inmensa. Es la paciencia
del cielo y de la tierra que siempre saben esperar. Ya es marteño y sobrevuela
la Roca Encantada.




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