miércoles, 21 de septiembre de 2016

Cleo Investigadora. Las Curiosidades de Cleo, una reportera incansable.
Mañana comienza el Otoño con el Equinoccio de su nombre. El Equilibrio
de la Balanza entre día y noche. La entrañable balanza es muy antigua
y aseguraba, siempre más o menos, la Justicia y las relaciones comerciales
estables y permanentes entre las personas.
Pero la danza de la balanza tiene otra visión más oculta entre la bruma del tiempo.
En el Antiguo Egipto, el Dios Anubis, el Chacal del desierto, llevaba a los Difuntos
hasta la gran Balanza Eterna para pesar su Corazón. El corazón donde pensaban
que descansaban todas las obras, acciones y pensamientos de la persona.
El inicio del Otoño y la Balanza forman unidad. En el cercano Oriente, en Grecia
y Roma representaba al signo de Libra. Refleja la lenta decadencia de la luz
desde el equinoccio hasta bien avanzado el mes de Octubre.
Posteriormente y ya tomando como eje la gran Crisis del siglo III d.C.
en el Imperio Romano, heredero de todas las tradiciones y creemcias
de sus territorios orientales, tenemos que pensar en el Cristianismo.
El Cristianismo como religión que nace en el oriente del Imperio
con todo lo que eso supone para su posterior desarrollo, separado y enfrentado
a su raíz, la Fe judía.
Permeable en su esencia hasta su total renovación para extenderse en un Imperio
en crisis y decadencia absoluta. Y las Ciudades, el mundo urbano, en triste abandono
que recogen y convierten en centros de expansión y futuro poder. Pero eso es otro tema
para otro día. Hoy estamos con las preciosas balanzas, que por cierto lleva en su mano
y además es uno de sus símbolos, el Arcángel San Miguel. Su fiesta el 29 de Septiembre
en pleno signo zodiacal de Libra, la balanza, el peso de San Miguel como decimos en Martos.

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