sábado, 2 de abril de 2016


El Símbolo es perpetuo compañero del Ser Humano.
Antiguo Escapulario del Corazón de María. Símbolo de la devoción a la Madre de Jesús.
Nuestra relación con los símbolos es muy temprana. Una Idea, un pensamiento poderoso
necesita con urgencia un símbolo, una señal para destacar y hacerse más y más fuerte.
Desde el principio del tiempo, de nuestro tiempo que es como una gota de agua
entre las aguas de este mundo azul. Desde el primero de los pensamientos en esta tierra
nuestra vida se desarrolla en relación con los símbolos y ellos empiezan a formar parte
de nosotros desde el nacimiento hasta la muerte.
Deseamos curar, sentir, despertar y vivir. Queremos amar y hasta resucitar con el poder
de un símbolo que nos regale la fuerza necesaria. Es un sueño que creamos para respirar
más sosegados y con esperanza. Pero pedir consuelo o comprensión a un símbolo
es fuente de frustración segura, pues solo el Ser Interior y Profundo es capaz de entendernos
y darnos la fuerza y el poder que buscamos para caminar en el sendero.

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