Nubes que cubren la luz y el calor del Sol en esta mañana de Noviembre.
La Peña de Martos se levanta en el aire sobre la Ciudad que permanece
en la confianza serena de sus fuertes cimientos.
Toques tristes de campanas se escuchan en el viento suave desde la Torre
del Templo de Santa Marta. Sonidos que vuelan, que desean ser escuchados,
respetados y queridos. Percibir, sentir, escuchar para amar con intensidad.
Y en la imagen aparece un elemento ajeno, poderoso en su elevación
que desde el mirador parece desear ser parte e iniciar una relación afectuosa
con el paisaje a partir de la sensación de sorpresa que desprende.