sábado, 4 de febrero de 2017

Miradas de Mujer en la antigua Roma. Colonia Augusta Gemella.
Lápida dedicada a Julia Augusta, esposa de Lucio Septimio Severo. Emperador y Augusto.
Zócalo de la antigua Cárcel y Cabildo de Martos. Un muro repleto de mensajes del pasado.
En un mumdo controlado por los hombres en todos los sentidos, las mujeres actuaban despacio
en la sombra de una vida complicada y llena de inconvenientes. Pero en el fondo las mujeres
de Roma soportaban el peso inmenso de un mundo adverso, de un imperio en muchas ocasiones
bajo la corta mirada de padres, hijos o hermanos. Contemplando despacio esta hermosa lápida
pienso en el papel siempre dependiente y sumiso de la mujer y en su inteligencia, se puede decir
que sepultada, enterrada y solo actuando desde su sagrado puesto en el hogar familiar.
Miradas calladas de mujer, miradas femeninas en la sombra y a veces destacadas y emergentes.
Poderosas pero en silencio. Junto a Livia Augusta, esposa de Octavio Augusto, surge la fuerte
personalidad de Julia Domna. Julia Augusta, que disfrutaba de un poder real y desde la luz.
Esposa de un Emperador pero sobre todo un general romano en tiempos de guerra. Una mujer
que acompañaba a su esposo en sus campañas militares, una idea esxtraña en el mundo romano.
Julia Augusta es Madre del Campamento. Una mirada de mujer en una enorme estructura
que empezaba a resquebrajarse desde sus cimientos, muy diferente a la "Paz Romana"
que disfrutó Livia durante el principado de Augusto, dos siglos antes.

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