lunes, 19 de noviembre de 2018


Noviembre generoso en aguas. Cielos cubiertos de nubes en la Ciudad de Martos.
Otoño abundante en frutos en la tierra marteña. Aguas serenas en Martos que descienden
por las pendientes hasta el llano. Aguas tranquilas que reverdecen los espacios verdes
de la ciudad y los llenan de belleza. Otoño bondadoso para nuestros olivos que han saciado
su antigua sed y aparecen espléndidos al comienzo de la cosecha de aceituna.
Noviembre generoso en aromas. Olores que nos llegan presurosos y se asientan dentro
de nosotros. Con los ojos cerrados podemos decir que estamos en otoño, en noviembre.
Y también colores, verde en la Peña y Roca Encantada, verde entre el blanco caserío
marteño, verde en los inmensos campos de olivos.
Días entrañables que jamás se olvidan, pues permanecen a nuestro lado durante toda
nuestra vida. Días y sobre todo tardes, cuando el sol se oculta, aprovechar para contar
cuentos, antiguos relatos e historias de magia y poder entre el cielo y la tierra.

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