jueves, 15 de noviembre de 2018


Casco antiguo de la Ciudad de Martos. Inmenso, blanco y verde. Amante de dos fortalezas,
que no cesan de mirarse desde hace siglos. En Martos, las piedras defensoras de antaño,
ahora se dejan querer con intensa pasión. En el pasado quedó su antigua realidad y poco
a poco aceptaron la metamorfosis del tiempo. Asumieron con deseo emociones, sensaciones
diferentes pero que las acercaban con energía a las personas que las contemplaban, que
las acariciaban con amor hasta convertir su fuerte superficie en piel cálida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario