viernes, 23 de noviembre de 2018


Amanece en Martos. La luz surge y avanza sobre los campos de olivos, mientras
la ciudad aguarda que la estrella ascienda sobre la Peña y Roca Encantada.
El Templo de Santa María de la Villa, todavía permanece en sombra, a la espera
de recibir los dorados rayos del Sol. El bóveda celeste va tomando el color azul intenso
de la mañana. Cada nuevo día es una sorpresa, un conjunto de emociones que vuelan
libres en el aire que envuelve repleto de pensamientos positivos, hermosos, dulces,
con olor a pan recién hecho, a dulces recién horneados. Martos despierta, siempre apoyada
en su Peña que recibe en primer lugar el resplandor.
Martos tiene un sueño profundo, pues sueña con vidas pasadas, con huellas marcadas
en los siglos como tierra fértil.

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