miércoles, 12 de junio de 2019



Miradas a otro Altar Eucarístico en la Real Iglesia Parroquial de Santa Marta. Martos.
Y siempre la belleza de la impresionante Cruz Parroquial del Templo tuccitano.
La Cruz aparece elevada sobre el conjunto del Altar, adorada por ángeles. Después
se muestra el Sagrario y por supuesto el Pan y el Vino de la Eucaristía.
De nuevo un Altar para ser contemplado despacio, con la serenidad que conduce
a detenerse en sus detalles que establecen la mirada en armonía. Delante de estos
conjuntos efímeros en el tiempo, lo pequeño es fundamental para su comprensión.
Lo pequeño nos lleva al Todo, creado para recrear instantes preciosos que dejan
una intensa huella, un pensamiento en las personas que los miran y pasan junto
a ellos con admiración. Pero la admiración no basta, es necesario recibir claramente
el "Mensaje" que surge y asciende como el incienso. Entonces el Altar Eucarísrico
ha entregado su Don, su Verdad, su Sentido.

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