jueves, 30 de enero de 2020


Nuestra Señora de la Soledad en Martos. Monasterio de la Santísima Trinidad.
La Soledad puede ser una espada que atraviesa el corazón de parte a parte.
Y la Soledad de María, después de la muerte de Jesús en la Cruz es inmensa
tan profunda como un cielo oscuro, sin estrellas. Pero el Corazón de Nuestra
Madre no deja de esperar en Dios. El Altísimo es su columna y su fuerte pilar
para abrir los ojos del Alma y del cuerpo y aguardar con intensa Fe la mano
poderosa de Dios en la gloriosa Resurrección de su Amado Hijo Jesús.
María es Mujer de Luz inquebrantable, incesante, perpetua y maravillosa.
Y a pesar de su Soledad espera siempre en la Misericordia de Dios Padre.

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