Miradas a un cielo con nubes bajas que navegan por la bóveda celeste en Martos.
Sobre los muros de la poderosa fortaleza baja y cimentado en sus entrañas, se alza
iluminado el Templo de Santa María de la Villa y su antiguo campanario.
Nubes suaves de algodón, abiertas a la luz del Sol que vuela entre ellas para descender
despacio hasta la Ciudad de Martos.
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