Último Domingo de Agosto.
Todavía el calor nos asombra, en un verano ardiente.
A la espera de Septiembre, a la espera del viento, del aire renovado.
La Roca Encantada elevada bajo un cielo azul, permanece en su inmensa serenidad.
Y Martos, su Ciudad, su blanco resplandor, descansa, reposa en su regazo
aguardando el beso, el abrazo de un nuevo aliento.
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