Excelsa Fuente Nueva. Fuente Monumental de Martos. Arco de Triunfo
dedicado a Don Felipe II, por la Gracia de Dios, Príncipe Soberano
de la Monarquía más inmensa y poderosa del mundo.

Se adormece Febrero disuelto en la luz de esta mañana radiante en Martos.
Se adormece sereno, satisfecho, en paz, después de haber cumplido con
su esencia profunda de Invierno. Entrañable y alocado Febrero, apacible
en el resplandor intenso, azul inmenso.

Noble, hermosa y sencilla portada del Monasterio de la Santísima Trinidad.
Elevada sobre pétreos peldaños sobre la emblemática y triunfal calle
Real de San Fernando de la Ciudad de Martos. En la cúspide el escudo
de la Orden Trinitaria, asentada en la Roca Encantada desde 1595.

Antigua portada del Convento de San Francisco de Asís. Año 1729.
Es una portada durmiente para no contemplarse tan herida, tan extraña.
Duerme sin cesar para soñar con su belleza y su hogar de antaño. 

Resistir, aguantar, desafiar el abandono, el desamparo,
en el poderoso devenir para pervivir y asombrar a otros ojos.
Una mirada emocionada hace suspirar a la belleza en su anhelo
admirable de permanecer entrelazada, soñada y recreada.
Casa Municipal de Cultura de Martos. Año 1926.

Primer Domingo de Cuaresma en la Ciudad de Torredonjimeno.
Hermosa Imagen del Santísimo Ecce Homo. Templo de San Pedro Apóstol.

Capa sobre capa, tierra sobre tierra, sentimientos sobre sentimientos.
Martos es Ciudad de múltiples renacimientos, de senderos levantados
entre los durmientes caminos del pasado que persisten en su labor
a pesar del tiempo y las metamorfosis divinas, humanas y portentosas.
Abrazo sobre abrazo, mano sobre mano, vida sobre vida mezclada
y entregada sin descanso de corazón a corazón de sangre a sangre.
Martos es Ciudad que no cesa de parir ciudades nuevas, lúcidas
entre la oscuridad, a veces persistente, creadoras entre el miedo
y el desasosiego. Martos es Ciudad fiel a un deseo, a un sendero antiguo
y nuevo a la vez. "Permanecer."

Por las pendientes sendas de Martos. Abiertas en el regazo de la Roca Encantada.
Senderos para las aguas, los vientos y para los pies llenos de sentimientos y olores.
Calle Mora de entrañables sensaciones, entrelazadas con recuerdos de sonrisas e infancia.

Una mirada al cielo de la Roca Encantada desde el espléndido patio central
de la antigua Casa de Artes y Oficios de Martos. Mansión de finales del
siglo XIX llena de encanto y belleza levantada en una calle en ascenso y
descenso perpetuo. El Albollón.

A vista de pájaro de la Roca Encantada está la Ciudad de Torredonjimeno.
Muy unida a la Ciudad de Martos desde hace siglos. En esta foto aparece
la preciosa puerta gótica de la Iglesia Parroquial de Santa María. Hermoso
Templo muy interesante, con múltiples detalles para conocer y apreciar.

Miércoles de Ceniza en la Ciudad de la Roca Encantada. Después de la lluvia
persistente, el viento arrastra las nubes y despeja la bóveda azul celeste.
Ceniza y el sonido de una antigua trompeta en el aire fresco y limpio. Trompeta
de Jesús Nazareno. Trompeta de Juanillón. Cuaresma en Martos.
Imagen de Jesús en la Cruz. Iglesia Parroquial de San Francisco de Asís.

Puede que no recordemos, como cada instante, cada gota derramada del tiempo
nos consume, nos gasta, erosionando los muros que alzamos, devorando
las defensas que elevamos en el aire. La llama arde, tarde o temprano,
precoz o tardía, joven o madura, la llama arde hasta la consumación.
De este destino sencillo, frágil, soberano y esclavo, no podemos escapar.
A este sendero escabroso no podemos renunciar, ni delegar, ni mucho menos
regalar a otras espaldas que no sean las nuestras. La llama incandescente
aporta luz y en esa luz parpadeante está nuestro destino incansable,
insobornable, amado y rechazado, hasta la fusión inmensa y absoluta del Ser.

Esta mañana el frio se ha calmado, las nubes persisten en el cielo entreveradas de luz.
En la cúspide de la Roca Encantada, una suave niebla cubre los muros de la fortaleza
alta, elevada sobre Martos y su Tierra, siempre vigilante, a la espera de un rayo de Sol.

Domingo de Carnaval en Martos. La Roca Encantada se esconde adormecida
entre vientos húmedos. Abrazada al celoso Invierno, no se deja ver y sólo nos
entrega pinceladas que descienden hasta la ciudad todavía en sueños.

Sábado de Carnaval en Martos. La Roca Encantada está sumergida en la niebla
que poco a poco desciende, envolvente y encubridora sobre la ciudad oculta.
La Plaza de la Fuente Nueva  se muestra con su excelente disfraz de Invierno.

La Torre Campanario del antiguo Templo de Santa María de la Villa, se asoma a una calle
emblemática, entrañable y muy noble de la Ciudad de Martos. " El Albollón". Una mirada
que se recrea en el cielo de cristal azul de esta mañana de Febrero.

Mirando a la Roca Encantada, aparece el hermoso Campanario del antiguo
Templo de Santa María. Antaño, Iglesia Parroquial más Antigua y principal
de la Asunción de Nuestra Señora. El cuerpo de campanas se eleva sobre
una torre de la Fortaleza Baja de Martos.
Pensado e imaginado por Francisco del Castillo "el Mozo", Maestro Mayor
de Martos, fue levantado bajo la dirección de su hermano Benito del Castillo
a finales del siglo XVI. 

A los pies de la Roca Encantada, en esta mañana suave y envolvente de Febrero.
Contemplo el horizonte, la lejanía dilatada y adornada de algodón. Una mirada
múltiple, vibrante, acogedora, que abre las puertas del más allá. Más allá de una
o muchas miradas, más allá de pensamientos e ilusiones. Es el Ser antiguo y a la vez
nuevo y renovado, ascendente y volador entre los inmensos deseos flotantes.
Y siempre anclado en la fortaleza de la Roca Encantada.

Olivos centenarios de la tierra de Martos. Troncos alzados como pilares embriagados,
horadados de vientos, aguas y sombras dilatadas. Troncos que son madera y tierra
en unidad indisoluble, perfecta y hasta sagrada.

El casco antiguo de una ciudad guarda su esencia más profunda, más autentica. Para conocerla
verdaderamente la persona debe apretarse con ímpetu a las calles y plazas, a cualquier espacio
de un determinado casco antiguo.
La ciudad de Martos pide a gritos, ruega sin cesar por la recuperación, regeneración y hasta por
la resurrección de su esencia, de su alma, de su casco antiguo. La vida debe resurgir, necesita
regresar y sobre todo permanecer. Es un reto, un deseo vibrante, incandescente, apasionante.
"Martos es Pasión". "Martos es Emoción". "Martos es Deseo". Y ante todo Martos es la "Unión"
de las marteñas y marteños y de todas las personas que admiran el fuego sagrado de una ciudad
que se levanta poderosa entre los siglos.

La Roca Encantada. La Peña de Martos. Amante del Invierno y Protectora de la Ciudad que sostiene.

Este Blog está dedicado a una inmensa Roca llena de magia. Altar Sagrado, venerado por los siglos. Todas las personas que la contemplan quedan admirados, sorprendidos y enamorados de la querida Peña de Martos. Símbolo y Señal de una Ciudad Venerable que descansa prodigiosa a sus pies. Tucci. Martos.